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Caballito, Capital Federal, Buenos Aires, Argentina
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BIBLIOGRAFIA

jueves, 19 de agosto de 2010

Depresión posparto

Usualmente las personas suponen que una madre luego de tener a su bebé debe sentirse sumamente feliz, y esto incluye por supuesto, a los días posteriores al parto. Sin embargo, los cambios en el humor luego de dar a luz son prácticamente inevitables, pasando la gran mayoría de las madres, por una etapa de tristeza durante los 3 a 5 días siguientes al alumbramiento. Se ha observado que en algunos casos, dicho estado de tristeza puede surgir incluso alrededor del primer mes o mes y medio.

Esta etapa puede presentarse con sentimientos de vulnerabilidad, insatisfacción, miedo de no ser lo suficientemente capaz de cuidar al niño, sentimientos todos que asustan. Por lo general, dicho estado de ánimo es pasajero, aunque en algunas ocasiones podría prolongarse terminando en una depresión. El riesgo es mayor cuando la madre no cuenta con un entorno que la apoye y la contenga, cuando es primeriza, cuando se le ha practicado cesárea, o cuando el bebé nace con problemas serios.

Para prevenirla, es necesario tener expectativas realistas acerca de la nueva etapa a vivir y cuidarse tanto como durante el embarazo.

¿Por qué sucede?

Los momentos de tristeza que surgen sin motivo aparente, se deben a diferentes factores psico – físicos que se conjugan.

* Por un lado, existen causas hormonales que se producen luego del parto y que están relacionadas con una preparación del cuerpo para la lactancia. Asimismo, es normal que exista cansancio tras el nacimiento del niño, a lo que se suma la alteración en el sueño y la vigilia.

* Por otra parte y en lo referente a los factores psicológicos, es usual que exista estrés después de un hecho tan significativo. A lo que se añaden inquietudes acerca de la lactancia y el cuidado del bebé, siendo muy común que la mamá no se sienta lo suficientemente capacitada como para llevar a cabo dicha tarea. A su vez, suelen tener lugar conflictos relacionados con su rol, como por ejemplo el acostumbrarse a la nueva rutina que implica permanecer en casa mientras que hasta hace no mucho tiempo cumplía una jornada laboral. También puede inquietarle pensar en la vuelta a su empleo, mientras que lo que desearía sería quedarse con su bebé y puede que no le guste la idea de dejarlo al cuidado de otra persona.
¿Cómo prevenir la depresión?

* La mejor prevención es el conocimiento. Saber que además de alegría, habrán momentos de malestar y reflexionar acerca de ciertos pensamientos que se presenten, tales como la tendencia a subvalorarse. Es igualmente beneficioso, hacer participar a la pareja (o persona más cercana a la nueva mamá) para ir consolidando en un espacio psíquico que ahora hay una nueva vida con el bebé. La información permite a la madre y a su entorno próximo, reaccionar mejor ante sus cambios de humor.

* Mantener una alimentación sana. No olvidando lo importante que es la nutrición también luego de dar a luz, incluso aunque no esté dando de mamar. Una dieta rica en frutas, verduras y cereales brinda vitaminas y nutrientes necesarios que también ayudan a recuperar un buen estado físico, lo que a su vez repercute en la salud psíquica.

* Descansar cuando el niño lo hace. Es muy recomendable que la mamá aproveche para descansar y dormir cuando el recién nacido duerma. Es necesario que tome conciencia de que merece descansar.

* Aceptar ayuda. Hacerse a la idea de que es humano que necesite delegar funciones, y que no es ni aconsejable ni viable el pretender ser una mamá hiperactiva que abarque todo y aún así esté sonriente todo el tiempo. Lo conveniente es que la ayuda externa se ocupe de los quehaceres domésticos para que la madre, y el padre si está presente también, se dediquen al cuidado del bebé y se familiaricen. En el caso específico de los primeros días, la ayuda es necesaria hasta que la mujer se recupere completamente.

* Marcar prioridades. Es preciso procurar ser razonables, teniendo en cuenta que es inviable pretender mantener la casa igual y además adaptarse al ritmo y horarios del bebé. A las tareas domésticas definitivamente es necesario contemplarlas como algo secundario.

*Dedicar el tiempo que se necesite para el cuidado personal. Es saludable reservar tiempo para una misma, y si es posible salir ya sea con o sin el bebé según se desee. Este punto incluye por supuesto, lo positivo que es mimarse y comprarse ropa. La buena apariencia alegra, es buena para la autoestima, y en este momento es de gran importancia sentirse bien consigo misma.

* Ejercitarse. Existen estudios que demuestran que practicar ejercicio durante y después del embarazo, ayuda a sentirse mejor emocionalmente y a mostrarse más sociable. Varias actividades con el asesoramiento adecuado, pueden ser muy beneficiosas. Como por ejemplo el yoga o la danza oriental, que tienden a una mayor conexión con el cuerpo y dominio del mismo.

* Compartir opiniones y experiencias con otras madres. Incluyendo estados de ánimo por los que puede pasar luego del alumbramiento, lo que ayuda a prevenir sustos y sentirse más comprendida.

* No intentar ser la madre perfecta. Aceptar que se cometen errores permite aprender de ellos. Gran número de las mujeres que sufren depresión luego del parto tienden a ser perfeccionistas, reprochándose el no poder hacer absolutamente todo bien y dando por seguro que otras madres se desempeñan mejor. No obstante, en la práctica son necesarios esos errores que comete naturalmente no satisfaciendo los deseos del niño de inmediato, ya que le permite al bebé tener vivencias tolerables de insatisfacción. Es una madre humana y no excesivamente buena, la que permite el espacio para el crecimiento del bebé como persona.

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