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BIBLIOGRAFIA

jueves, 19 de agosto de 2010

Cirugías estéticas: Algunos aspectos psicológicos

A la hora de tomar la decisión de ponerse en manos de un cirujano para modificar alguna parte del cuerpo por una cuestión estética, hay que ser precavidas y tener en claro cuáles son los motivos que nos están llevando a hacer una cirugía.

Son muchas las razones que pueden llevar a una mujer al consultorio de un especialista en cirugía estética: la nariz de esta forma, los pechos de esta otra, las arrugas, la papada, los párpados caídos… todas marcas que el tiempo fue dejando en la cara y en el cuerpo.

Ahora, antes de elegir someterse a una operación con fines estéticos, es bueno tener en cuenta algunas cuestiones:

Si la mujer que va a someterse a una cirugía de este tipo tiene un ideal muy estandarizado, eso la va a hacer volverse contra el cirujano para señalarle que no cumplió con lo que le pedía y se va a sentir peor que antes. Por lo tanto, hay que pensarlo dos veces antes de llegar al consultorio con la revista en la que la famosa luce la nariz que queremos o los pómulos que deseamos.

Cuando la mujer llega al consultorio diciendo ‘mi marido quiere que tenga tal forma’, hay un peligro latente, porque por más que se cumpla, el producto final nunca va a ser igual al esperado, entonces van a estar insatisfechos tanto el marido como la mujer. Operarse por la pareja es muy peligroso, porque una cosa es que el marido le plantee a su mujer que trabaje menos horas para estar más tiempo con los chicos y con él, pero otra cosa muy diferente es que le haga un pedido que implica tocar y dejar una herida en el cuerpo, porque el solo hecho de empezar a esculpir a una mujer la transforma en un objeto al que se le exige: ‘Vos tenés que hacer lo que a mí me gusta’, la pone en el lugar de un modelo para armar.

Además, hacer pasar la relación por el hecho de que la mujer tenga más o menos busto es ir por un camino diferente al del amor.

También hay que tener en cuenta las cuestiones que tienen que ver con la patología, porque hay personas con enfermedades graves como la psicosis, que necesitan marcarse el cuerpo y para las que someterse a un procedimiento quirúrgico significa un empobrecimiento como sujetos. Por eso, cuando el paciente con esta problemática llega al consultorio del psicólogo y dice que quiere hacerse una cirugía estética, se trata por lo menos de retrasarla para que se pueda revalorizar el propio cuerpo.

Sin embargo, hay casos en los que es válido recurrir a la cirugía estética, que no deja de ser un recurso de la cultura moderna que está al alcance y que se puede usar. Cuando la cirugía es algo del orden del gusto y si la cirugía estética es realmente estética, es perfectamente aceptable. Ahora, si con ella se busca modelar aspectos de la personalidad, habría que analizar un poco más si esta es la manera de resolverlo porque no hay bisturí que lo logre y termina siendo muy frustrante.

Por eso, es importante entender que no hay una nariz perfecta para todas, hay que abrir la perspectiva y aceptar que existen diferentes modelos y que todos son válidos.

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