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BIBLIOGRAFIA

jueves, 19 de agosto de 2010

Cómo fortalecer la autoestima del bebé desde su nacimiento

El recién nacido nace con un sistema nervioso central inmaduro y su crecimiento y desarrollo se completa en forma postnatal. Al nacer el ser humano tiene una ardua tarea: adaptarse al medio y cuenta con pocos recursos para hacer frente a los estímulos del medio ambiente, está poco equipado: sus actos reflejos como por ejemplo el reflejo de succión que le permite alimentarse (nadie le enseña a chupar) y sus 5 sentidos que ya están desarrollados y son los canales de entrada de información.

Un bebé depende absolutamente de sus padres para sobrevivir y desarrollarse. Al nacer ni siquiera puede sostener su cabecita.

La madre es fundamental como filtro y facilita la adaptación del bebé. De la calidad de estos vínculos depende el desarrollo personal del bebé.

Las necesidades del bebé son comprendidas de manera intuitiva y satisfechas por la relación especial que se establece entre cada mamá y su bebé.

Esta díada mamá-bebé, brinda las primeras experiencias vivenciales que serán las bases de una personalidad integrada. "Muchas madres mantienen una lucha entre la necesidad intuitiva de tener a su bebé en brazos y lo que la sociedad, la familia o la cultura esperan de ellas y consideran normal".

Para pasar de la absoluta dependencia inicial a una progresiva independencia es fundamental que en una primera etapa la mamá esté a disposición de su bebé, a “merced” de su bebé. La madre paulatinamente comienza a jugar con el bebé para que él pueda poco a poco introducir su propia manera de jugar; va introduciendo pequeñas experiencias de frustración, tiempos de espera, distancias para que el niño pueda ir volcando y descubriendo su personalidad, sus posibilidades de llegar a un logro y pueda descubrirse como un ser diferente de su madre. Para poder jugar solo, primero mamá tiene que estar presente. El bebé debe antes que nada sentirse seguro.

La madre le brinda la confianza que necesita. Un niño que recibe afecto, se siente valorado y merecedor, y se fortalece por lo tanto su autoestima. Un niño seguro, sabe que su mamá está y puede jugar. Un niño que siente el riesgo de perder a su madre está más pendiente de que ésta no se vaya y es más inseguro y demandante.

El mejor camino para la estimulación es prestarnos como guías, facilitadores, observar al bebé y acompañarlo.

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