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Caballito, Capital Federal, Buenos Aires, Argentina
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BIBLIOGRAFIA

martes, 24 de agosto de 2010

Tecnología y Psicología

La psicología es una disciplina que requiere un nivel de tecnificación no tan desarrollado como el de otras áreas de la salud. En cualquier caso, hay apartados en los que se están desarrollando aparatos e instrumentos de medida muy específicos para conocer con el mayor detalle posible la intensidad de las emociones y facilitar la intervención psicoterapéutica.

Las emociones como la ansiedad, la tristeza, la ira, la alegría, casi cualquiera que se sienta en un grado intenso, tienen un correlato físico. Éste se manifiesta por medio de cambios en la presión arterial, por medio de contracciones o relajaciones musculares, cambios de la temperatura periférica, variaciones en la sudoración, cambios en la frecuencia cardíaca, etc.

Cada una de esas respuestas es medible por medio de aparatos específicos, pudiéndonos proporcionar información al instante. Cuando a una persona se le informa de esas variaciones en sus respuestas fisiológicas, con el suficiente tiempo, puede ser capaz de moderar e incluso controlar su intensidad. A este procedimiento se le denomina biofeedback. Normalmente la información que se le da al paciente es visual y acústica. Por ejemplo, si se mide la tensión de los músculos de la frente, el aparato emite un ruido más agudo cuanto más tenso está, y más grave cuanto más se relaja. Al principio la persona tiende a sentir que no puede hacer nada por variarlo, pero ensayo a ensayo, con las indicaciones del terapeuta va aumentando la capacidad para producir voluntariamente cambios en la tensión muscular. Alcanzar el control por medio de la consciencia de las variaciones favorece después, junto con otras técnicas psicológicas, la adecuada evolución y resolución de los malestares y síntomas.

La respuesta fisiológica que según la OMS es más fiable para valorar los niveles de ansiedad es la sudoración de las manos. Incluso a niveles imperceptibles para la vista, la sudoración varía constantemente en función de factores ambientales y emocionales. A mayor ansiedad, mayor es la afluencia de sudor. La sudoración sirve como indicador del estado general de la persona. Parece que la explicación más aceptada al porqué producimos estos cambios de sudoración está en que ésta protege a la mano y favorece, dentro de unos niveles moderados, el agarre de objetos. Esto es, dentro de la evolución del ser humano, un rasgo que se mantiene desde nuestros orígenes: favorece subirse a un árbol huyendo de un depredador y ayuda a agarrar un objeto para la mejor defensa ante un ataque. Los aparatos que miden esta respuesta lo hacen de una manera indirecta: hacen pasar una corriente de muy baja intensidad por la piel por medio de unos electrodos que se colocan en la mano. En función de la conductancia o resistencia que aparezca en cada momento así mostrará luego los datos al paciente.

Está claro que como única técnica de control de la respuesta fisiológica de ansiedad no resuelve suficientemente los problemas, pero desde luego se considera que el biofeedback es una buena ayuda especialmente en los casos donde se producen somatizaciones intensas (dermatitis, gastritis, colon irritable, taquicardias, contracturas musculares, presión en el pecho, hipertensión…). La necesidad por tanto de complementar la psicoterapia con este tipo de técnicas y en concreto, la elección de la respuesta fisiológica que se quiere controlar con un determinado fin, deberá determinarla el profesional de la salud a cargo del tratamiento.

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