Datos personales

Caballito, Capital Federal, Buenos Aires, Argentina
Prof. Lic. en Psicología (UBA). M.N. 43.722 Atención psicológica, presencial y virtual. myanigro@gmail.com 0116688-1894

BIBLIOGRAFIA

martes, 24 de agosto de 2010

MANEJO DE LOS CONFLICTOS I

El mes pasado hablaba de cómo en las épocas navideñas tienden a agravarse los conflictos con la familia, y por ello creo que puede ser útil profundizar algo más en la manera de afrontar estas situaciones que pueden darse en las relaciones sociales.

Como premisa básica, podemos decir que es rara la persona que por principio le guste discutir o generar conflictos. Normalmente el conflicto se desata cuando sentimos que algo es inaceptable. Por esta razón aquellos que son más rígidos en sus planteamientos morales, en sus esquemas de cómo deben ser las relaciones sociales, profesionales, etc., tienden a saltar con mayor rapidez cuando se convive con ellos. En el lado opuesto están las personas que para evitar tener conflictos minimizan las tensiones que se generan ante reproches, críticas… En este caso, es fácil el trato cotidiano con ellas pero la tendencia es que por evitar tensiones puedan callarse sus malestares y o bien se sientan mal sin decirlo o acaben saltando cuando no puedan más.

Es fácil que caigan en el error de creer que por plantear una situación que incomode a otros son ellos los que están siendo conflictivos, intolerantes, egoístas… Por eso suelen creer que si lo dejan correr un poco más el problema acabará cambiando, lo cual no tiene por qué ser cierto.

Por tanto estos dos tipos de actitud ante los conflictos tienen ventajas e inconvenientes. Los primeros son capaces de mostrar sus necesidades y defenderlas eficazmente, pero suelen desgastarse bastante al indignarse a menudo con los acontecimientos y personas que les rodean. Para ellos aprender a reducir la dureza con la que juzgan el mundo y a las personas, les ayudará a no verse indignados con frecuencia. De esta forma podrán expresar exactamente igual sus necesidades o malestares sin verse bloqueados por emociones como la ira, la rabia… En términos psicológicos hablamos de sustituir la agresión por la aserción. Es decir, comunicar a los demás nuestras necesidades y deseos sin usar como medio para que cambien la coacción. Los segundos, los que tienden a callar, utilizan una estrategia que se puede denominar sumisa, evitan expresar sentimientos que los demás pueden valorar como molestos, para ellos será fácil relacionarse y mantener amistades, aunque el pago que tendrá que realizar será el de quemarse por dentro o bien el de acabar saltando quedándose después con sentimientos de culpa por poder haberse excedido.

No es fácil para ninguno de los dos hacer cambios hacia la aserción, pero de cara a reducir los niveles subjetivos de malestar es un objetivo que será siempre beneficioso para ambos. En los próximos números intentaré dar algunas claves para manejar mejor los sentimientos que bloquean y poder expresar nuestras necesidades de forma adecuada.

No hay comentarios:

Buscar este blog